Puente la Reina de Jaca

PUENTE LA REINA DE JACA  (ASTORITO)

Astorito fue una importante villa medieval que fue sede real (residencia ocasional de la corte itinerante, siglo XI), al igual que Bailo y Jaca. Hoy en día no se conoce su ubicación precisa. Debió despoblarse en el siglo XV, convirtiéndose en simple pardina. Lo que sí está claro es que el molino de Azoguillo (actual sede de la mancomunidad) y la vecina Venta de la Reina serían apéndices suyos acercados al camino de Santiago y al puente que lo acompaña. Entre ellos, en el siglo XX, nació el pueblo actual que, olvidado el nombre de Astorito, recibió el nombre del antiguo puente, Puente la Reina de Jaca. Muy cerca de ella, en un lugar por precisar, se localizó este pueblo caminero, fin de etapa jacobea situada en este importante cruce de caminos. Sus vecinos ofrecerían a peregrinos y viajeros la acogida de su mesón.

En 1073, el rey Sancho Ramírez daba a su mayoral unas casas en Astorito. Un documento de 1084-1086, revela que la abadía francesa de la Selva Mayor y las monjas de Santa Cruz de la Serós poseían heredades en el lugar. En las mismas fechas, existió un rudimentario refugio para peregrinos gestionado por un ermitaño. La reina Felicia de Roucy, segunda mujer de Sancho Ramírez, poseyó en su dote la sedes reales de Bailo y Astorito, incluyendo el puente intermedio de Astorito. Su herencia pasó por manos de los infantes Fernando y Alfonso, el primero muerto prematuramente (hacia 1094) y el segundo convertido en rey Alfonso I (1104-1134).

En el siglo XII, en pleno esplendor jacobeo, aparece como final de etapa de este tramo del Camino de Santiago según el Codex Calistinus, a medio camino entre las etapas de Jaca y Tiermas. Ello les confería una importancia mayor, puesto que muchos peregrinos decidían de antemano hospedarse en estos lugares recomendados, que contaban con una capaz oferta hostelera. En efecto, a cada lado del puente de la Reina se hallaban dos mesones: el de Astorito y el de Samitier.

En 1200, la sede real de Astorito fue enajenada del patrimonio real, viendo extinguido su protagonismo de sede regia, y siendo donada al señorío laico (Miguel de Resún) reconvertida en una simple villa vasalla. Entre 1200-1203, pasó al señorío del monasterio de Veruela, que poco después lo vendió al obispo de Huesca-Jaca, que se convirtió en su señor hasta época moderna.